Tienen constancia escrita de la receta desde el año 1.835. Aunque se sospecha que esa receta es mucho más antigua.
Recubiertas con un caramelo de azúcar en su punto que les da su sabor y color caracteristico.
¡Bueno! ¡Bueno! Jamás probaréis unas almendras garrapiñadas como las que nos hacen las monjas benedictinas de Alba de Tormes.
Me recuerdan a mi más tierna infancia.